CORPUS CHRISTI, Tx — Después de más de ocho décadas, un marinero caído de la Segunda Guerra Mundial de Concepción, Texas, finalmente ha regresado a casa.
El Marinero Roberto Stillman García, quien fue asesinado durante el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, fue sepultado con honores militares completos el martes 21 de octubre en el Cementerio Estatal de Veteranos de la Zona Costera en Corpus Christi.
Él murió a bordo del USS California, uno de los acorazados atacados durante el asalto sorpresa.
Los restos de García habían permanecido sin identificar por más de 80 años, hasta que fueron confirmados recientemente a través de tecnología forense avanzada y pruebas de ADN.
"Esto es un milagro", dijo Nickie Valdez, sobrina de García. "Ochenta y cuatro años. Cuando él tocó tierra en Texas, mi sueño se hizo realidad."
El Regreso a Casa de un Héroe
El viaje de García a casa comenzó en Hawái, donde su sobrina-nieta, la Teniente de la Marina de EE.UU. Allison Ledesma, sirve en servicio activo en Pearl Harbor. Ledesma, quien nunca conoció a García, fue elegida para escoltar sus restos a Texas.
"Soy la única persona en servicio activo en nuestra familia", dijo Ledesma. "Las estrellas realmente se alinearon para que yo pudiera ser quien lo honrara trayéndolo a casa."
Una ceremonia solemne en la pista del Aeropuerto Internacional de San Antonio incluyó a otros miembros de la Marina de EE.UU. y cañones de agua marcando la llegada de García a Texas el viernes. Los miembros de la familia, incluyendo a Valdez, pudieron ver a través de lágrimas como su ataúd fue recibido.
"Dije que no iba a llorar, pero ¿cómo no hacerlo?" dijo ella.
Desde allí, una caravana llevó los restos de García a Corpus Christi, una procesión flanqueada por veteranos compañeros y miembros del servicio que se alinearon en la ruta al Parque Memorial Seaside y Funeraria para presentar sus respetos.
Un Cierre Largamente Esperado
García estuvo entre los 2,403 estadounidenses asesinados durante el ataque a Pearl Harbor. Durante décadas, su familia mantuvo la esperanza de que algún día regresaría.
"Tenemos que tener esperanza, y nunca debemos rendirnos", dijo Valdez. "Mi abuela dijo que él regresaría. Ella no vivió para verlo, pero ahora es mi generación la que puede presenciarlo."
El entierro de García marcará el final de un capítulo, pero su familia dice que su legado perdurará, no solo en sus corazones sino también en las futuras generaciones que sirven.
"Muchos de nuestros miembros del servicio pagaron el sacrificio máximo", dijo Ledesma. "Es nuestro deber y responsabilidad honrar a aquellos que dieron todo en defensa de nuestro país."
